miércoles, 28 de marzo de 2007

La Muerte

Árbol de la vida por Gustav Klimt

Hace tiempo que vengo pensando en ella.

Nos va avisando de su existencia y de su poder; de su aleatoria voluntad para recoger a los mejores, a los peores y a los no tanto.
A todos.
Amadeo por un poste de la luz cuando paseaba tranquilamente en su moto; Amparo, en tres días por una sepsis que ni se sabe de dónde ni cómo; Ana por un cáncer de mama.
Son las tres Aes de una lista innumerable e interminable que nos acompaña mientras vivimos.
No es fácil hacer juegos con la muerte. Ni juegos de palabras, ni juegos de nada.
Los médicos saben que sólo pueden ganar batallas, pues la guerra siempre se pierde y las personas se van.
Aunque no del todo mientras permanece su recuerdo. Es nuestra única esperanza, nuestra conexión con el más allá, nuestro hilo con los nuestros.
Contra la muerte, nace la vida, que curiosamente alimenta a la muerte. Otra antítesis.
¿Estamos haciendo lo correcto? ¿Estamos haciendo lo que debemos/podemos? ¿Qué estamos haciendo?.
Vivir.

Vivamos.

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